Muchas veces por no explicarle bien al paciente, o por simple razones “mercadotécnicas”, no explicamos bien al paciente (y a sus padres si es menor de edad) cuales son las razones por las cuales cobramos lo que cobramos. Muchos de ellos creen que cobramos por pegar brackets, por cambiar liguitas, por apretar los brackets. Y honestamente no pueden estar más equivocados.

Cada vez que un paciente acepta mi diagnóstico, plan de tratamiento y presupuesto, me tomo mi tiempo para explicar que es lo que realmente esta pagando.  Le explico que me aseguro de usar los mejores materiales que se puede usar en un paciente, y que los materiales ocupan un porcentaje del presupuesto, pero no lo son todo. Me gusta explicarle al paciente lo importante que es el diagnóstico, y el plan de tratamiento.  Le muestro al paciente que he hecho con otras maloclusiones, algunas parecidas a su caso, otras no.  Le comento a mi paciente que por el costo del tratamiento será atendido en un lugar limpio, con materiales nuevos, instrumentos higiénicos, con mi personal capacitado. Le hago ver que constantemente sigo en preparación, asistiendo a eventos científicos y académicos. A eso agrega todo el “baggage” con el que uno cuenta, todos los gastos que implican estudiar en un postgrado, todos los gastos que implica actualizarse, todos los gastos que implica mantener un consultorio.

De esa manera, mis pacientes aunque al principio piensan “¿por qué cobra tan caro el tratamiento?”,  muchos meses antes de terminar el tratamiento ellos entienden de manera perfecta que es lo que globalmente incluye lo que ellos pagan. Entienden que pagan por un servicio, no por “pegar brackets”.